En este contexto, el arte puede ser una herramienta poderosa para promover el reconocimiento de los derechos de la naturaleza y para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de proteger y respetar el medio ambiente. El arte natural puede ser una forma de mostrar la belleza y complejidad de los procesos naturales y de valorar la biodiversidad y los ecosistemas que nos rodean, y promover el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derecho. Asimismo, los artistas pueden contribuir al debate sobre la relación entre los seres humanos y la naturaleza y pueden colaborar en la promoción de un enfoque más sostenible en la gestión ambiental.
La idea de reconocer a los artistas no humanos y sus derechos de autor es una cuestión controvertida y debatida en diferentes ámbitos. Algunas personas creen que esto podría ayudar a la naturaleza en el sentido de que podría aumentar la conciencia sobre la biodiversidad y la importancia de proteger el medio ambiente. Otros argumentan que esto podría ser una exageración y no tendría mucho impacto en la protección del medio ambiente.
En términos legales, actualmente no se reconoce a los animales y otros seres no humanos como titulares de derechos de autor. Sin embargo, hay algunas iniciativas que buscan cambiar esto. Por ejemplo, en 2018, el fotógrafo británico David Slateri llegó a un acuerdo con PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) en el que se acordó que una parte de los ingresos generados por una famosa fotografía de un mono macaco que tomó Slater se destinaría a la protección del hábitat natural de los macacosii.
En general, reconocer a los artistas no humanos y sus derechos de autor podría aumentar la conciencia sobre la biodiversidad y la importancia de proteger el medio ambiente, pero es necesario atender con detalle las implicaciones legales y éticas de esta idea.
Uno de los argumentos más fuertes a favor de los derechos de autor para ciertas especies vegetales es que se trata de una forma de reconocer su importancia y su valor en el mundo natural. Algunas personas argumentan que las plantas y otros organismos no humanos tienen derecho a ser reconocidos como entidades vivas y conscientes que contribuyen a la biodiversidad y al equilibrio del ecosistema.iii Otros argumentan que las plantas tienen la capacidad de crear obras de arte en la forma de patrones naturales, formas y colores que pueden ser apreciados por los humanos y que podrían ser protegidos mediante derechos de autoriv. Además, algunos defensores de los derechos de autor para las plantas argumentan que esto podría ayudar a prevenir la explotación y el abuso de las especies vegetales. Al otorgar derechos de autor, se podría establecer un marco legal para garantizar que las plantas sean tratadas con respeto y consideración en la industria de la agricultura y otros campos relacionados.
Sin embargo, los críticos de esta idea argumentan que otorgar derechos de autor a las plantas y otros organismos no humanos es poco práctico y poco realista, ya que estos organismos no tienen la capacidad de comprender o ejercer sus derechos de autor.
Actualmente no existen muchos ejemplos de vegetales que hayan recibido derechos de autor, aunque hay algunos casos interesantes sobre la materia. Uno de los más conocidos es el del artista y botánico británico David Latimerv, quien ha cultivado una especie de musgo en frascos de vidrio durante más de 50 años. Latimer sostiene que su musgo es una obra de arte y ha solicitado la protección de derechos de autor para la obra. Si bien aún no se ha concedido, este caso ha generado debate sobre la cuestión de si las plantas pueden ser consideradas obras de arte y merecer protección legal.
Otro caso interesante es el de un árbol llamado "El Abuelo", que es un pino longevo que crece en las montañas de California. En 2018, un grupo de activistas intentó obtener la protección legal del árbol, argumentando que tenía derecho a existir y que su vida y su hábitat deberían ser protegidos por ley.vi Si bien este caso no involucraba derechos de autor específicamente, muestra cómo algunas personas están luchando por reconocer los derechos de las plantas y otros organismos no humanos.
En el caso de las plantas y otros artistas no humanos, algunos defensores de sus derechos argumentan que deberían tener algún tipo de protección legal que reconozca su trabajo creativo y evite que se les atribuyan obras que no han creado. En este sentido, se ha hablado de "derechos de autor vegetales" o "derechos de autor naturales". Sin embargo, este concepto aún es objeto de debate y no existe un marco legal claro al respecto.
La idea de "derechos de autor naturales"vii se refiere a la posibilidad de otorgar algún tipo de protección legal a las creaciones artísticas de la naturaleza, incluyendo las obras producidas por plantas u otros organismos no humanos. Algunos defensores de esta idea argumentan que la naturaleza es una creadora activa y constante de obras de arte, y que las creaciones artísticas de los seres vivos no humanos son tan valiosas como las obras creadas por seres humanos. Por lo tanto, se sostiene que debería reconocérseles cierto tipo de protección legal que permita salvaguardar sus obras y evitar que se les atribuyan creaciones que no han realizado.
En la práctica, sin embargo, aún no existe un marco legal claro para los "derechos de autor naturales". Algunas iniciativas han propuesto el uso de licencias similares a las Creative Commons para permitir el uso y la distribución de obras de la naturaleza, pero aún no se ha llegado a un consenso sobre cómo proteger legalmente la propiedad intelectual de los organismos no humanos.
Un ejemplo concreto de esta problemática es el caso del fotógrafo francés Thierry Bornierviii, quien fue demandado por la comunidad Dong en China por haber utilizado fotografías de sus campos de arroz en sus obras sin su consentimiento y sin compensación económica. La comunidad argumentó que los campos de arroz eran una creación colectiva y que, por lo tanto, tenían derechos de autor sobre ellos. Bornier argumentó que las fotografías eran una expresión artística individual y que, por lo tanto, él era el propietario de los derechos de autor. El caso aún no ha sido resuelto, pero ha generado un debate sobre los derechos de autor de las comunidades y la protección de sus conocimientos y creaciones colectivas.
Otro ejemplo es el caso de la artista norteamericana Alexandra Daisy Ginsbergix, quien trabaja con biología sintética y se ha preguntado sobre la propiedad intelectual de las "invenciones" de los organismos sintéticos. Ginsberg ha planteado la necesidad de repensar los derechos de autor y propiedad intelectual en relación a los organismos sintéticos, considerando que éstos son el resultado de la manipulación genética humana, pero también de la capacidad de los organismos de evolucionar y adaptarse de manera autónoma.
Según Ginsberg, nuestra comprensión tradicional de los derechos de autor, que se centra en la propiedad intelectual y la creatividad humana, es inadecuada para abordar el papel cada vez más importante de los organismos no humanos en la creación de arte y cultura. En cambio, ella propone la idea de "derechos de autor naturales", que reconocerían y protegerían el derecho de los organismos no humanos a controlar el uso de sus creaciones.
Para Ginsberg, la naturaleza tiene su propia creatividad y capacidad de producción cultural, y los seres humanos no deberían apropiarse de ella sin considerar los derechos de los organismos que la crearon. Esta idea se basa en la noción de que la creatividad no es exclusiva de los seres humanos y que los organismos no humanos tienen sus propios procesos creativos y culturales que merecen ser reconocidos y valorados.
Un ejemplo concreto que Ginsberg utiliza para ilustrar esta idea es la producción de fragancias naturales. Las fragancias que encontramos en la naturaleza, como el aroma de la lavanda o el olor de la hierba recién cortada, son creadas por las plantas y otros organismos. Si los humanos crean fragancias sintéticas basadas en estas fragancias naturales, ¿deberíamos considerar que los organismos que las crearon tienen algún derecho sobre la fragancia sintética resultante? Según Ginsberg, sí.x
Hay varios otros ejemplos de este tema en el mundo del arte. Por ejemplo, en 2019, la artista británica Anna Ridlerxi creó una obra de arte en la que entrenó a una inteligencia artificial para generar imágenes de narcisos. La artista afirmó que las imágenes generadas por la inteligencia artificial eran una colaboración entre ella y la IA, y que ambas deberían recibir crédito por el trabajo.
Otro ejemplo es el proyecto "Plantoids"xii de Primavera De Filippixiii, un proyecto de arte que utiliza tecnología blockchain para crear una especie de planta virtual que puede ser "criada" y evolucionar a medida que los usuarios contribuyen a su crecimiento. De Filippi ha hablado sobre la posibilidad de otorgar derechos de autor a estas "plantas" virtuales, lo que permitiría que evolucionen de forma autónoma y reciban crédito por su "creatividad".
En ambos casos, los artistas están explorando la idea de la colaboración entre humanos y otras formas de vida o inteligencia artificial, y cómo se puede reconocer y valorar la contribución de cada uno en el proceso creativo.
Con respecto al tema “legal”, una iniciativa que ha propuesto el uso de licencias similares a las Creative Commons para la naturaleza es la Licencia de Recursos Naturales (Natural Resources License en inglés). Esta licencia se basa en el modelo de licencias Creative Commons y tiene como objetivo fomentar el uso sostenible de los recursos naturales y la biodiversidad. Permite que los usuarios utilicen y distribuyan recursos naturales y biodiversidad con ciertas condiciones establecidas por los propietarios de los recursos. Estas condiciones pueden incluir la obligación de dar crédito al propietario del recurso, la prohibición de la explotación comercial, la obligación de utilizar los recursos de manera sostenible, entre otras.
Esta licencia ha sido promovida por organizaciones como el Centro Internacional para la Investigación en Agroforesteríaxiv y la Iniciativa de la Biodiversidad Sintéticaxv, y se ha utilizado en proyectos como la Biblioteca de Biodiversidad (Biodiversity Heritage Library)xvi, que permite a los usuarios acceder y utilizar información sobre especies de plantas y animales con ciertas condiciones establecidas por los propietarios de la información.
En relación con los argumentos éticos y legales para reconocer a los vegetales como artistas y, por ende, concederles el reconocimiento de autoría en sus obras de arte, uno de los argumentos éticos más fuertes es el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derechosxvii. Si se acepta que los seres no humanos también tienen derechos, entonces se puede argumentar que los vegetales deberían ser reconocidos como artistas y, por tanto, tener derecho a la autoría de sus obras de arte.
En términos legales, el reconocimiento de la autoría de los artistas no humanos también podría tener implicaciones en la protección del medio ambiente. En algunos países, como Nueva Zelanda y Ecuador, se ha otorgado a los ríos y a la naturaleza en general, la personalidad jurídica, lo que significa que tienen derechos y pueden ser considerados sujetos de derecho. Esto podría abrir la puerta a un mayor reconocimiento legal de los derechos de los vegetales como artistas y, por tanto, a un mayor respeto y protección de la naturaleza.xviii
Otro argumento ético para el reconocimiento de la autoría de los vegetales es la idea de la justicia ambientalxix. Si se considera que los vegetales son artistas, entonces sería injusto que sus obras de arte sean atribuidas únicamente a los humanos que los cultivan o crean arte con ellos. El reconocimiento de la autoría de los vegetales podría, por tanto, ser visto como una forma de corregir esta injusticia y promover una mayor equidad en la valoración de todas las formas de creatividad.
La justicia ambiental se refiere a la equidad en la distribución de los beneficios y cargas ambientales en una sociedad. En este sentido, el reconocimiento de los derechos de autor de seres vivos no humanos, como los vegetales, podría contribuir a la justicia ambiental al reconocer la importancia de los ecosistemas y su biodiversidad. Además, al reconocer la autoría de los vegetales en la creación de obras de arte, se les otorga un valor que va más allá de su función ecológica, y se les reconoce como seres con derechos en sí mismos. Esto podría generar una conciencia colectiva sobre la importancia de preservar y respetar la naturaleza, y contribuir a la construcción de una sociedad más justa y equitativa en términos ambientales.
En resumen, existen argumentos éticos y legales sólidos para el reconocimiento de la autoría de los vegetales como artistas. Estos argumentos apuntan a una mayor consideración de la naturaleza como sujeto de derecho y a una promoción de la justicia ambiental.
En este contexto, la sociedad humana tiene un papel crucial en el reconocimiento de la autoría de los artistas no humanos, en particular, de los vegetales. En general, la mayoría de las personas no consideran a los vegetales como seres creativos o capaces de producir arte. Por lo tanto, es necesario que la sociedad sea educada en esta idea y se le permita expandir su comprensión del mundo natural.
Una vez que se acepta la idea de que los vegetales pueden ser artistas, es importante que la sociedad esté dispuesta a reconocer su autoría. Esto implica un cambio en la forma en que se piensa acerca de la creación artística y la autoría, y un reconocimiento de que la naturaleza tiene un valor intrínseco más allá de su utilidad para los humanos.
Además, es importante que las instituciones de arte, como museos y galerías, estén dispuestas a exhibir y vender obras de arte creadas por vegetales, y que se establezcan mecanismos para reconocer su autoría. Esto podría incluir etiquetas en las obras de arte que reconozcan la autoría de los vegetales, o la inclusión de su nombre en el título de la obra. Una propuesta relativa a esto se presenta en la última sección de este documento.
En última instancia, el papel de la sociedad en el reconocimiento de la autoría de los artistas no humanos es fundamental para promover una mayor equidad en la valoración de todas las formas de creatividad, y para fomentar un mayor respeto y protección de la naturaleza. Si la sociedad está dispuesta a reconocer la autoría de los vegetales, esto podría tener importantes implicaciones para la forma en que se relacionan los humanos con el mundo natural.
Escrito por Hugo Baronti, en febrero de 2023, como parte del documento: Baronti, Hugo (2023). "Vegetales como artistas naturales: hacia el reconocimiento de la autoría y la conservación del medio ambiente a través del arte".
NOTAS Y ENLACES
iii Entre quienes argumentan que las plantas y otros organismos no humanos tienen derecho a ser reconocidos como entidades vivas y conscientes se incluyen: Robin Wall Kimmerer: autora de "Braiding Sweetgrass: Indigenous Wisdom, Scientific Knowledge and the Teachings of Plants", que propone una ética de la relación entre los seres humanos y las plantas basada en la reciprocidad y el respeto; Val Plumwood: filósofa ecofeminista que aboga por una ética de la inclusión que reconoce la agencia y la subjetividad de los organismos no humanos; Peter Singer: filósofo ético que defiende la idea de que todos los seres sintientes, incluyendo los animales y posiblemente también las plantas, tienen derecho a no sufrir; Michael Marder: filósofo francés que ha escrito extensamente sobre la "vegetalidad" y la necesidad de reconocer la vida de las plantas como algo más que un simple recurso para los seres humanos; Eduardo Kohn: antropólogo que argumenta en su libro "How Forests Think: Toward an Anthropology Beyond the Human" que las plantas y otros organismos no humanos tienen formas de pensamiento y comunicación que son distintas de las humanas.
iv Hay autores como Michael Marder y Emanuele Coccia que han defendido la idea de que las plantas y otros seres no humanos tienen formas de expresión y creación que merecen ser reconocidas y valoradas en su propia singularidad. En su libro "La vida de las plantas: Una metafísica de la mixtura" (2019), Coccia habla sobre la creatividad de las plantas y cómo éstas generan formas y patrones que son estéticamente significativos. Por su parte, Marder sostiene en su libro "Plant-Thinking: A Philosophy of Vegetal Life" (2013) que las plantas tienen su propio estilo creativo y que su vida misma puede considerarse una obra de arte.
vii Alexandra Daisy Ginsberg, en su proyecto de investigación "Patentando la vida", Ginsberg explora la posibilidad de otorgar derechos de propiedad intelectual a los organismos vivos, incluidas las plantas, con el fin de proteger la biodiversidad y prevenir la explotación de las especies vegetales. En su enfoque, ella se refiere a los "derechos de autor naturales" para destacar la necesidad de reconocer los derechos inherentes de las plantas y otros seres vivos.
x Alexandra Daisy Ginsberg ha escrito varios ensayos y textos sobre este tema. Algunos de ellos son: "Better, Nicer, Kinder, Smarter" (2016): Este ensayo explora la posibilidad de usar la biotecnología para crear nuevas formas de vida y cómo estas podrían ser diseñadas éticamente; "Designing for the Sixth Extinction" (2018): En este ensayo, Ginsberg reflexiona sobre cómo el diseño y la biotecnología pueden ser utilizados para ayudar a las especies a sobrevivir y adaptarse en un mundo en el que el cambio climático y la actividad humana están causando la sexta extinción masiva; "The Dream of Better" (2019): En este ensayo, Ginsberg aborda la cuestión de la autoría y la propiedad intelectual en relación con la biotecnología y las formas de vida creadas artificialmente; "Becoming Garden: Hybridity and Contamination in a Post-Natural World" (2019): Este ensayo explora la idea de que la naturaleza y la cultura son inseparables y cómo esto puede influir en la forma en que pensamos sobre el diseño y la biotecnología. Estos ensayos y otros textos de Ginsberg están disponibles en su sitio web personal y en publicaciones académicas.
xvii Algunos teóricos e investigadores que promueven el reconocimiento de la naturaleza como sujeto de derechos incluyen: Eduardo Gudynas, Mandana Shiva, Peter Singer, Christopher Stone, David Boyd, Joan Martínez-Alier, Mari Margil, Klaus Bosselmann, Cormac Cullinan, Linda Sheehan, entre otros. Cabe destacar que hay muchos otros teóricos e investigadores que abogan por esta perspectiva y que esta lista no es exhaustiva.
xviii Se puede revisar la constitución política de Ecuador o revisar en línea las noticias sobre las acciones de Nueva Zelanda sobre este particular.
xix Algunos teóricos y activistas de la justicia ambiental incluyen a Vandana Shiva, María Acosta, Gustavo Castro, entre otros.